miércoles, 27 de abril de 2011

Visita Florencia - Pisa. Día 1: De maletas y otras historias


Miércoles, 20 de abril

Ya hemos llegado a Pisa!
Ya era hora, 2 meses casi sin coger un avión y eso en pleno siglo XXI es mucho. Volvemos a Italia, con un gran sabor de boca por las anteriores visitas a la bota, y con la seguridad de que este viaje estará a la altura del viaje a Roma.

este viaje ha sido esperado, con incluso clases de italiano porsiaca, y además se va a prolongar por 5 días netos (6 brutos) para ver todo con una tranquilidad que nos encanta.

La primera sorpresa, aparte de que Ryainair nos retrasó las horas de los vuelos, es que las cabinas son distintas aquí (sin concretar) y en China, ya que una maleta de cabina del sol naciente nos la han hecho facturar al módico precio de 35€ porque mide 25 cm de ancho en vez de 20 que es lo que piden estas ratas de aire. Eso si, si te pasa en la zona británica hubiera salido la broma por 35 libras, es la primera vez que veo que el Euro saca provecho en estas lides, con el Dólar siempre nos la clavan sobre todo en tecnología.

El vuelo ha sido normal, aunque se me ha hecho un poco largo, me estaré haciendo mayor. A Gema se le ha hecho el vuelo tan largo como todos (zzZzZz), es una profesional de esto.

La fauna encontrada en el aeropuerto se reduce a: 2 pijos echándose en cara los cuernos mutuos, un equipo deportivo de chavales pubertosos con la consiguiente tontería encima, una compañera de viaje con narcolepsia en cuanto se sentó (Gema: mejor que yo!), un niño de unos 18 meses torpón que estaba más en el suelo que andando (y con parche en la frente), un azzuroyonki que se colaba en todos lados, una morena doceañera con un pavo más grande que los del Retiro y una azafata más fea que una bandeja de comida de l'aereo.

El punto lo ha dado el taquillero del tren Pisa - Florencia, sacado de una película de Jaimito, que al pedirle 2 billetes para Florencia en perfeceo italiano-inglés-spagnolo (como hablan los pilotos de MotoGP) me ha contestado en italo-inglés con la voz más desgarrada que la de Nicola di Bari.

Gemini: Qué feliche estoy! con el mio amore en la Toscana, ¿se puede pedir más? Veo que le han servido de mucho las clases de italiano: han dicho algo por la megafonía del tren y se ha puesto como loco a bajar las maletas y a decir que había que cambiarse de tren, que estrés! menos mal que yo, con mi famosa templanza le he dicho a una morena italiana muy mona "¿Firence?" y me ha dicho "Si!", le he contestado con un "OK, Thank you" y se acabó!.

Pues eso, que adoro Italia. Estoy deseando empaparme de su arquitectura, pintura y escultura renacentista! y lo más importante, ponernos de pizza, pasta, capuccinos y gelatos hasta la testa! Yo creo que tengo antepasados italianos, además de asturianos, claro, porque aquí me siento como en casa. Y ahora... a disfrutar!!


Llegamos al hotel Angelica (**) (Via Fiume 11, Santa Maria Novella, 50123 Florencia), que es donde han rodado "aqui non fa chie habita!, el mismo ascensor y escalera, faltaba l'Emilio. El hotel está genial, todo limpio y nuevo, al lado de la estación Firence SMN, de la que hemos venido, y a 5 minutos andando del Duomo, esto es bastante recogido. Nos facilitan un plano DIN A3 y nos echamos a la vía.

Bajamos por calles llenas de más minihoteles como el nuestro y ultramarinos, pizzerias, tratorías,... todo son callecitas que a Gema le dan la vita. Aparecemos en la via de Cerretani y a Gema se le ocurre mirar a la derecha antes que a la sinestra, y cuando ve Santa Mª del Fiore se sobrecoge ("Alaaaa"). La verdad que impresiona porque no te esperas algo tan grande ahí encajonado (a lo mejor lo que no pega es el resto de la ciudad).

Aprovechamos algo que a mi me parece increíble, acercarnos a la puerta principal del batisterio sin que haya nadie (lo increíble se confirma al llenarse de guías y guiris aquello en 30 segundos), nos impresionamos por la altura de todo el conjunto de torre, cúpula y batisterio, por como guardan un chiringuito de souvenirs en una furgo con una polea motorizada y por el buen tiempo que nos está haciendo,... todo perfecto hasta que a Gema bombardea una Stukapaloma, pero le quito la cacaexplosiva del pelo con una hábil maniobra que deja su pelo impoluto y no queda ni rastro en mi mano (casi).

Gema: Hemos aprendido porque a los manguis se les llama cacos (es el nombre de un chorizo de la mitología) y porque se dice bancarrota (en el puente viejo se ponían los tenderos con una banca y cuando no pagaban la poli de la época se la rompía)

Bajamos por la via de Calzadioli, llena de tiendas y más tiendas, flanqueadas por iglesias y por la boca abierta de Gema, que cree que ha encontrado el paraíso en la tierra, el Preciadi della Toscana. Llegamos para más deleite aún si cabe a la Piazza della Signoria, con el deleite interrumpido por una pareja que nos pide que les hagamos una foto y viceversa. Seguimos gozándolo con la colección de estatuas de la Logia, y seguimos bajando por el Preciadi que se convierte en la galería de los Ufici, flanqueado por estatuas y por obras modernas, del Siglo XXI, con grúas y hormigón.

Salimos hasta el rio, desde el que se ve el Ponte Vechio, con sus tiendas / joyerías arcaicas y taciturnas (venden de todo en oro menos bonito), todo ello bajo el corredoiro Vasariano, un pasillo que se montó un Medici para no oler a la plebe sin colonia de la calle, y que va desde el Palazzo Vechio hasta el Palazzo Pitti, comprado a la familia enemiga cuando atravesó un mal momento (gobernaría el Zapaterini en esos momentos).

Cruzamos el Ponte Vechio (1000 fotos llevamos ya) y subimos el curso del río hasta cruzar por el Ponte alle Grazie, llegamos andando (claro) hacia al Piazza S. Croce,... que de chavalada se ve, parece esto el Bilbaini o La Moncloda,... giramos en la plaza y Tachán! concieto de la MTV en medio de la plaza, con todo artistas famosísimos en Italia, suponemos.

Huimos como alma que lleva el diavolo y buscamos un sitio para cenar en Mangiafuoco (Via Guelfa 24 rosso, 20129 Florencia) un resturante de comida típica Toscana, yo me pido pasta rellena y Gema carne (il mondo se loco!) y mientras cenamos nos ponen el el plasmazo el concierto del que escapábamos de la MTV, aunque todas nuestras miradas se dirigen, sin poder evitarlo, a la excavación petrolífera (deep proof) de una colega en su napia, humillante para el novio pero que ella no paró en toda la cena.

De allí al hotel a ver como el Dios Cristiano mandaba al fondo de una puerta del can Cerbero Pinto una esfera dorada y abría el cielo a los reyes de la corte. Dulces sueños!!!

Interludio: los italianos cantan 2 tipos de canciones: o fiesteras tipo Jovanotti, o como si fuera la música que usará San Pedro cuando deje la puerta de forja abierta, como Laura Pausini.